“Actuamos por una educación y una comunicación que permitan el desarrollo de los pueblos en armonía con la Madre Tierra”
En entrevista, Pedro Sánchez, Secretario Ejecutivo de la ALER, habla sobre la importancia del trabajo desarrollado por su Asociación al nivel regional, en torno al fortalecimiento de la participación ciudadana y de la democracia, así como la incidencia por una comunicación y una educación para el buen vivir
24 de abril de 2014
La Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER) congrega a radioemisoras educativas, populares y comunitarias que promueven y apoyan los cambios sociales a favor de las comunidades, los pueblos y los países en América Latina y el Caribe. Esta red, que es miembro de la CLADE, existe hace 42 años (nasció el 22 de septiembre de 1972), y agrupa a cerca de 100 emisoras, ubicadas en todos los países de la región.
ALER realiza los servicios de formación, capacitación, investigación, intercambio de noticias, producción de programas educativos y organización de campañas comunicacionales, entre otras actividades, y tiene sus productos difundidos y utilizados por más de 500 emisoras de radio.
En entrevista, Pedro Sánchez, Secretario Ejecutivo de la ALER, habla sobre la importancia del trabajo desarrollado por su Asociación al nivel regional, en torno al fortalecimiento de la participación ciudadana y de la democracia, así como la incidencia por una comunicación y una educación para el buen vivir. Lea la charla completa a continuación.
¿De qué manera la ALER contribuye con el fortalecimiento de la participación ciudadana en nuestra región?
Sánchez - La ALER es una asociación de emisoras de radio que trabajan junto a las comunidades campesinas, indígenas y organizaciones populares, para desarrollar sus talentos propios y fortalecer sus procesos de organización, y así poco a poco ir transformando la sociedad. Son emisoras que asumen una labor de educación, son emisoras educativas, pero no necesariamente de “educación formal”, pero sí abordando los temas de importancia para la región, para el continente. Por ejemplo, los derechos humanos, los derechos de la mujer, los derechos de la niñez, el cuidado y la defensa del medio ambiente y la naturaleza y el fortalecimiento de la sociedad civil para consolidar los procesos democráticos.
¿En este sentido, cómo se entiende y se trabaja la educación?
Sánchez - A partir de la información y de programas de radio, especialmente elaborados, vamos desarrollando actividades formativas. En esta línea, coincidimos con las otras instituciones que conforman la CLADE por promover una educación para la vida, no una educación para el mercado solamente, sino una educación que sirva a que nuestra gente crezca y sea más a partir de su propia identidad, de su propia cultura, de sus propias necesidades.
Por otra parte, la CLADE agrupa una seria de entidades e instituciones que trabajan por una educación de calidad y gratuita para todas y todos. En este sentido, ALER se beneficia enormemente con el compartir experiencias y trabajos, y el hacer acciones conjuntas, con muchas otras entidades a nivel de América Latina y el Caribe, que tienen este mismo fin: el hacer de la educación un instrumento útil para nuestros pueblos y nuestras comunidades, una educación que nos ayude a transformar la sociedad. La presencia de ALER en la CLADE es en primer lugar para aprender de otras experiencias de América Latina y el Caribe y además, desde nuestros conocimientos y capacidades instaladas en relación con la comunicación, apoyar a la gente que está trabajando en procesos educativos formales y de educación popular en toda América Latina y el Caribe. Con CLADE estamos descubriendo y profundizando esta nueva forma de ver la vida y la educación.
Hemos notado que es cada vez más común la referencia a una comunicación para el buen vivir entre las actividades desarrolladas por ALER. ¿Nos podrías, por favor, comentar sobre esta nueva perspectiva?
Sánchez - Hoy hablamos de la educación y la comunicación para la vida, una educación y una comunicación que permitan que nuestros pueblos avancen y se desarrollen, pero en armonía con la madre naturaleza, con la Madre Tierra, de la cual nos sentimos parte. No vemos a la naturaleza, al medio ambiente, a la Madre Tierra como algo distante, algo ajeno o como un recurso que está allí para ser explotado, sino que nos consideramos hijos de la naturaleza, y de la Madre Tierra. Por lo tanto, nuestras actividades tienen que estar conectadas a una convivencia armónica entre los seres humanos y de los seres humanos con el medio ambiente y la naturaleza.
¿Qué desafíos el concepto de buen vivir presenta a la incidencia política por el derecho a la educación?
Evidentemente que el desafío mayor, será coincidir con muchos otros actores sociales interesados en el cambio de paradigmas, que nos lleven poco a poco a cambiar las formas de participación y de organización social y política de nuestros países, por ejemplo uno de los retos urgentes es profundizar y ampliar los procesos de integración política de nuestros países. Una integración no solo desde los gobiernos, sino desde la sociedad civil y de la integración y diálogo de culturas.
¿Cuáles son en tu mirada los retos para la realización del derecho humano a la educación en América Latina y el Caribe?
Sánchez - Se van dando pasos, pero aún son pocos y lentos. En general vemos que el sistema educativo sigue orientado a preparar mano de obra para un sistema que da prioridad al mercado y al dinero. Pero no solo eso sino que ese mismo sistema educativo, es elitista y discriminador. Aún tenemos altos indicadores de personas que no acceden a la educación, la educación pública ha sufrido un abandono de parte del Estado y la educación se ha convertido en un gran negocio de bancos y empresas comerciales.
Experimentamos, felizmente, una creciente demanda por una educación de calidad y gratuita para todas y todos. Algo similar está pasando con la comunicación. Ambos derechos comienzan a ser reivindicados por las organizaciones y movimientos sociales. Poco a poco se van dando pasos hacia políticas públicas que permitan la concreción de estos derechos humanos. Pero tanto el sistema educativo como el de las comunicaciones y sus tecnologías siguen concentrados en muy pocas manos.
Creo que tenemos que sensibilizar mucho más a las organizaciones, movimientos políticos y a la población en general. Más espacios de debate, nuevas legislaciones desde los intereses de la gente, mayor creatividad en la construcción de medios y escuelas públicas y comunitarias, etc.La historia de los derechos nos demuestra que éstos se conquistan con movilización, con organización, con lucha y con propuestas.
¿Cuál sería la importancia de estrecharse los enlaces entre las luchas por el derecho a la educación y a la comunicación en nuestra región?
Sánchez - La correlación de fuerzas es la clave para avanzar. La educación y la comunicación deben movilizar a la población y a sus organizaciones. No basta que la sociedad se movilice por el agua, la luz, los centros de salud y las vías de transporte. El derecho a la comunicación y a la educación pública de calidad y gratuita debería ser en los próximos años una de las principales banderas de la ciudadanía.
Tengamos muy en cuenta que estamos comenzando a vivir la multiplicación y profundización de procesos sociales, culturales, económicos y políticos, que tienen por horizonte y fin último la construcción de comunidades felices con modos de vida sostenibles, mediante el desarrollo de potencialidades y talentos locales. La concreción de esa utopía, del “Buen Vivir”, es imposible sin una comunicación democrática y sin una educación pública de calidad.
¿Cómo explorar las conexiones entre educación y comunicación en la lucha por los derechos humanos?
Sánchez - Sin comunicación no hay proceso educativo posible. Esta verdad indiscutible no siempre tiene su correlato equilibrado en la práctica, ni desde el campo de los educadores ni desde el de los comunicadores.
Los comunicadores solemos afirmar que si las personas no conocen sus derechos difícilmente lucharán por ellos. El derecho a la comunicación es por lo tanto uno de los derechos fundamentales para que la sociedad conozca sus otros derechos. Una reflexión similar se da desde el campo educativo: si las personas no conocen a profundidad –gracias a la educación- cada uno de sus derechos, seguirán siendo víctimas de los sectores interesados en que la gente no conozca sus derechos.
Comunicación y educación van entonces de la mano de todo proceso emancipador o liberador. Educadores y comunicadores tenemos que trabajar de la mano para poder tener mayor incidencia en la construcción de un mundo más justo equitativo y equilibrado.
La comunicación y la educación, entonces no son meros “medios” para transmitir conocimientos o informaciones, sino que son parte sustancial en el crecimiento de los seres humanos, en el desarrollo de sus niveles de organización, movilización y lucha por sus derechos.
En ese sentido, valoramos mucho por ejemplo, como en algunos países, como Colombia y Argentina, se promueven medios de comunicación en las escuelas y colegios. Donde las niñas, niños, adolescentes y jóvenes, aprenden a comunicarse con su comunidad, a dialogar con quienes piensan diferente, a promover acciones comunitarias y a encontrar formas de resolver conflictos desde la comunicación y la educación.