Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación

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La Cuestión Docente en el Perú

Por Camilla Croso

El Foro Educativo ha puesto en marcha un proceso de gran importancia, que se ha iniciado con la Conferencia “Maestros, Sociedad y Estado” realizado los días 14 a 16 de febrero en Lima. La apuesta de Foro es que se promueva un proceso de debate durante los próximos meses y, luego, en una segunda parte de la Conferencia en agosto, se culmine con unas bases para un acuerdo por y con los y las docentes en el Perú. El tema es de lo más relevante y urgente por ser la piedra angular para la realización del derecho humano a la educación. El enfoque dado por Foro es de lo más acertado pues asume el tema docente como una cuestión de Estado que implica y debe comprometer al conjunto de la sociedad.

Poner en el centro de las prioridades de la política educativa a los y las maestras implica, en primer lugar, su valoración ante el conjunto de la sociedad para que se reconozca su absoluta centralidad en la realización del derecho a la educación de niños, niñas, jóvenes y adultos. Valorar al y la docente significa tener una comprensión profunda de la naturaleza de su trabajo, sus retos y gran complejidad, como también su reconocimiento como sujetos activos y creativos, tanto en los procesos político pedagógicos de enseñanza-aprendizaje, como en los procesos de debate y definición de las políticas educativas a nivel micro y macro. La participación del profesorado en el quehacer de la política pública es clave para replantear un sistema educativo fundamentado en un paradigma que se oriente hacia la justicia y la dignidad humana.

La valoración del magisterio pasa ineludiblemente por la dignificación de su trabajo, con la implementación de marcos legales y normativos que promuevan salarios justos, planes de carrera definidos en diálogo sostenido con él y sus organizaciones sindicales y procesos de formación inicial y continua que reconozcan el propósito amplio de la educación, tal como lo plantea la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Protocolo de San Salvador, en los que se reconozca el sentido colectivo, social y transformador de la profesión docente. La formación docente debe por ello ser integral, abarcando valores, ética, contenidos, pedagogía y una visión democrática de su quehacer en el aula y en la sociedad. Por último, pero no menos importante, valorar a los y las maestras significa que los mecanismos de evaluación docente sean, por un lado, fruto del diálogo del Estado con los y las maestras y, por otro, que tengan un carácter estrictamente formativo.

La puesta en marcha de un proceso que conlleve a un pacto por los y las maestras en el Perú tiene un carácter profundamente democrático, rescatando y valorando el sentido de lo público en nuestras sociedades.

Fuente: El Comercio