“Las/os defensoras/es del derecho a la educación en nuestra región debemos trabajar juntas/os, con miras a transformar y mejorar nuestras sociedades”: La OMEP se une a la red CLADE
En entrevista, Mercedes Mayol Lassalle, vicepresidenta regional de la OMEP Latinoamérica, organización que acaba de integrarse a la red CLADE, nos habla sobre los desafíos y oportunidades para la incidencia en defensa del derecho a la educación y al cuidado en la primera infancia en nuestra región. Asimismo, comenta la importancia de sumarse a la Campaña Latinoamericana
6 de julio de 2016
Por Samuel Grillo, de CLADE
En América Latina y el Caribe, el acceso a la educación desde en la primera infancia, en vez de un derecho, es, en muchos casos, un privilegio de pocas personas”, nos dice en entrevista Mercedes Mayol Lassalle, Vicepresidenta Regional para América Latina de la Organización Mundial para la Educación Preescolar (OMEP), organización que se ha anunciado como el más nuevo miembro de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE).
Durante esta charla, Mayol comenta los principales desafíos y oportunidades para la realización del derecho humano a la educación y al cuidado en la primera infancia en el ámbito regional, y además explica de qué manera sumarse a la red CLADE puede fortalecer las actividades que la OMEP Latinoamérica viene impulsando, con miras a proteger y garantizar el derecho a la educación de todas las personas desde el nacimiento.
¿Cuál es la importancia de garantizar el derecho a la educación y al cuidado en la primera infancia para todas las personas, en lo que toca a la realización de los derechos humanos y la ciudadanía?
La educación en los primeros años de vida tiene una doble función: permite el desarrollo personal y social del niño y de la niña, así como la valorización y apropiación de la cultura por la/el educanda/o. Estos dos procesos son inseparables y permiten una “alfabetización cultural”, por la cual la niña y el niño se apropian de su cultura, pudiendo reinterpretarla y mejorarla, mientras construyen su ciudadanía.
Consideramos que la Primera Infancia abarca a las personas desde su nacimiento hasta los 8 años de edad. En esta franja de edad el acceso por grupo de edad es muy dispar: la obligatoriedad de los primeros grados de la escuela primaria y de los grupos de 5 años ha permitido a grandes sectores a acceder a la educación. En la región, países como Uruguay, Argentina, México, superan el 90% de concurrencia, mientras que otros, como Guatemala, Nicaragua, Bolivia o El Salvador no alcanzan al 70%. En una región tan marcada por las desigualdades, el acceso en edades no obligatorias, se ve disminuido drásticamente: a medida que disminuye la edad del niño, disminuye también el acceso a instituciones que ofrezcan el cuidado y la educación para esta etapa educativa. Esta institucionalización está correlacionada con el nivel socioeconómico de la familia y a su origen social y cultural, siendo que las niñas y niños con menor acceso a este derecho suelen pertenecer a familias con ingresos más bajos, comunidades rurales y pueblos originarios.
Se puede decir que, en esta etapa educativa en nuestra región, todavía persisten dos circuitos de atención de la primera infancia muy segmentados, uno para las personas privilegiadas, en que el/la niño/a es sujeto de la pedagogía y de la psicología, a través de procesos de enseñanza y aprendizaje con calidad, y otro para las/os hijas/os de familias con bajos ingresos, que en líneas generales está centrado apenas en los cuidados físicos del niño o la niña, lo que sí es algo importante, pero sólo no basta para cumplir con una propuesta educativa que permita el desarrollo personal y social de las niñas y niños.
Esto va en contra de los conceptos inseparables de Atención y Educación en la Primera Infancia (AEPI) como un derecho humano. No podemos educar sin cuidar, ni cuidar sin educar. Cuidar es una práctica ética que debe permear la educación a lo largo de la vida para todas las personas.ÂÂÂÂÂÂ
Para garantizar la Atención y el Cuidado en la primera infancia como un derecho humano, hay que hacerse cargo de las vidas, del desarrollo y de la trayectoria de las niñas y niños desde su nacimiento, considerándolas/os sujetos de derecho y ciudadanas/os. Se necesita trabajar en una sensibilización regional sobre la importancia de garantizar la educación y el cuidado en la primera infancia desde esta perspectiva integral, siempre escuchando a las comunidades educativas, especialmente familias y educadoras/es, e incluyéndolas en este debate.
En los foros internacionales que hoy discuten la educación, infelizmente predomina el discurso neoliberal que justifica la importancia de la educación en la primera infancia a través de argumentos economicistas, como los que responden a la pregunta “¿qué lugar tiene la educación en la primera infancia en el desarrollo económico de un país?”. En ese debate, la OMEP cree que todos los actores involucrados en los procesos educativos deben ser incluidos y escuchados, especialmente las educadoras y educadores y activistas por el derecho humano a la educación, los cuales hoy se encuentran invisibilizados y desmerecidos en dichos espacios.
¿Cuáles son las principales actividades que la OMEP ha impulsado a nivel regional?
En nuestra región, es necesario profundizar un movimiento para concientizar a las poblaciones sobre la importancia de garantizar el derecho humano a la educación y al cuidado en la primera infancia. Uno de los trabajos centrales de la OMEP es darle visibilidad , orientar en la construcción de políticas públicas y desnaturalizar las diferencias e injusticias que se plantean en las prácticas sociales, educativas y de cuidado.
Desde esta mirada, hemos incidido en los ámbitos de la UNESCO y de la ONU [Organización de las Naciones Unidas], donde la OMEP tiene estatus consultivo.
Asimismo, en el marco de la Asamblea Regional de la OMEP Latinoamérica, que se realiza desde el 20 de junio, hemos planteado emitir una declaración pública para la sensibilización de la población regional sobre la importancia y necesidad de considerar a todas/os las niñas y niños en la primera infancia como sujetos políticos y sociales, como ciudadanas/o que tienen derechos que deben ser respetados y garantizados. Con este objetivo, la OMEP ha organizado eventos y debates, con miras a que no fueran espacios solamente académicos y educativos, sino ámbitos políticos y de amplia visibilidad para la sociedad en general.
¿Cuáles son los actuales desafíos y oportunidades para la realización del derecho humano a la educación y al cuidado en la primera infancia en América Latina y el Caribe?
La actual coyuntura política y económica de nuestra región, donde se observa la ascensión de gobiernos neoliberales y crisis económicas en distintos países, nos presenta varios riesgos al derecho humano a la educación en la primera infancia. En este escenario, hay dos grandes desafíos: articular el cuidado y la educación en la primera infancia, ofreciendo el acceso a estos derechos a todas las personas a través de políticas universales e intersectoriales, y por otra parte garantizar que estas políticas sean de calidad, con docentes valorizadas/os y bien formadas/os, que estén preparadas/os para desarrollar un proyecto educativo claro, posicionado e ideológico.
Hay también una fuerte preocupación por el aumento de la privatización de la educación en los distintos países. La educación en la primera infancia en Latinoamérica siempre se apoyó en las escuelas privadas, salvo algunas excepciones como Argentina y Uruguay. Creemos, sin embargo, que el Estado debería tener un rol central y protagónico en la garantía de ese derecho, siendo el responsable por poner en marcha las políticas públicas que garanticen una educación pública, gratuita y de calidad para todas las personas desde su nacimiento.
Asimismo, algunos gobiernos de la región aplican o intentan aplicar sistemas de evaluación para niñas y niños pequeñas/as, que se definen en base a estándares de calidad hegemónicos para el funcionamiento de programas, políticas e instituciones que atienden a la primera infancia. Es necesario luchar para que no haya una hegemonía en estos modelos educativos para la primera infancia, a través de pedagogías que se apoyen en las evaluaciones estandarizadas. Por lo contrario, la educación debe ser vista como un derecho humano, no como un proceso industrial.
Por ello hay que proteger los avances y logros que se han venido consolidando. Desde el año 2000, la educación en la primera infancia ha mejorado en la región, en lo que toca a sus niveles de acceso y calidad. Asimismo, crece en la región el debate sobre las políticas educativas para la primera infancia, inclusive sobre el desarrollo de currículos adecuados y pertinentes para esta etapa educativa. Ese debate es muy importante, pues sabemos que la educación en la primera infancia tiene su propia identidad, didáctica y prácticas de enseñanza, que tienen relación con el juego, la creatividad, los lenguajes artistucos, la libertad, el movimiento y otras particularidades.
La OMEP se tornó miembro de la CLADE. ¿Cómo se despertó la idea de integrar la Campaña y cuál es la importancia de esta alianza?
Integrar la CLADE va a significar la posibilidad de potenciar y fortalecer las actividades de la OMEP a nivel regional, teniendo el respaldo de una campaña latinoamericana que se ocupa de todo el proceso educativo, más allá de la educación en la primera infancia.
Creo que esta integración nos puede enriquecer a ambos. La OMEP puede aportar con su experiencia de 68 años en la incidencia, la lucha y el desarrollo de conocimientos sobre el derecho y el cuidado en la primera infancia. A su vez, la CLADE nos podrá ofrecer sus contribuciones para un debate más amplio sobre el derecho humano a la educación a lo largo de toda la vida, de manera que podamos sumar experiencias, habilidades y voluntades.
Los sectores reaccionarios siempre se unen y suman fuerzan que les permiten mantenerse en el poder. Como forma de resistencia, las y los defensoras/es del derecho a la educación y sectores progresistas de América Latina y el Caribe debemos trabajar juntas/os, con miras a incidir para transformar y mejorar nuestras sociedades, impidiendo retrocesos.
Es importante que nuestro discurso acerca del acceso a una educación pública, gratuita y de calidad para todas las personas se traslade de las ideas y voluntades a la práctica. Creemos que integrar la CLADE nos va a apoyar para que esta lucha por la realización del derecho a la educación sea posible, eficaz y ojalá exitosa.